El cambio climático, una frase de moda que se está convirtiendo en un tema cotidiano, lo vemos desde los noticieros hasta la realidad cuando observamos como el clima ya no se comporta como antes y como tenemos picos tanto de temperaturas como de lluvias y fenómenos naturales que superan los comportamientos de años anteriores.
Pero ¿cómo afecta la economía de las empresas ese famoso cambio climático?; pues bien; el cambio climático ocasiona entre otras consecuencias el aumento del nivel del mar, el incremento de temperaturas, sequias y fenómenos meteorológicos más extremos (y con estos, lluvias con más caudal en menos tiempo, inundaciones, deslizamiento de tierra, entre otros). Estas consecuencias se denotan en afectación de producción del campo y en general de todos los insumos que se producen en la cadena más básica de la economía (agrícola, pecuaria, pesca, minería).
Esa escasez la percibimos normalmente cuando ya no se encuentran insumos y su precio económico se eleva incluso a cifras bastante altas, o en el peor de los casos cuando ya no se encuentran las materias primas que alimentan otras cadenas productivas. Esto para nuestras empresas es una amenaza (variable externa) que afecta el costo de producción e incluso la estabilidad y permanencia en el tiempo de los negocios.
Un ejemplo claro es el análisis que hace la CEPAL en su informe grafico de 2018 en el que destaca que “El cambio climático modifica los patrones de precipitación, la humedad del suelo y la escorrentía, y acelera el derretimiento de los glaciares. Todo lo anterior incide sobre la disponibilidad de agua para el consumo humano y las actividades económicas, como la agricultura y la industria”. Dando una orientación predictiva de precipitación en la siguiente gráfica:
Pero, ¿qué pueden hacer las empresas entonces para contribuir positivamente a las consecuencias del cambio climático?; la única manera de que los negocios sean sostenibles en el tiempo, es decir que no mueran y continúen generando ingresos y empleo, es conservar las fuentes de las materias primas e insumos, y en esto las empresas tienen papel preponderante con acciones tan simples como:
1. Realizar compras sostenibles, es decir comprar bienes y servicios que en sus procesos hayan tenido una gestión responsable con el ambiente y la sociedad, este se hace fortaleciendo a los departamentos de compras desde el proceso de selección de proveedores hasta la compra efectiva.
2. Utilizar medios de transporte menos contaminantes en sus cadenas de logística.
3. Mantener sus equipos al día en mantenimiento de tal manera que el rendimiento de los equipos sea optimo y se generen menos emisiones y residuos.
4. Aprovechar los recursos al máximo evitando desperdicios, esto aplica tanto a los insumos que se compren, como a los recursos como agua, luz, electricidad, etc.
5. Educar a sus trabajadores, la educación en nuestro país es cada vez más fuerte hacia los niños en los colegios, sin embargo, ¿en donde estan los papás de esos niños?, trabajando por su sustento, muchos de esos padres estan en nuestras empresas y tambien debemos educarlos en pro del ahorro, de evitar los desperdicios, de cuidar lo que se tiene, que en resumidas cuentas esa educación aporta muchisimo para la productividad de cada empresa.
6. Mitigar lo que generamos, ninguna actividad es cero impactos, definitivamente tendremos que generar residuos, tal vez emisiones, tal vez vertimientos, pero debemso esmerarnos en general la menor cantidad posible y disminuir al máximo las cargas contaminantes.
Estas son solo algunas de las acciones principales, pero el día a día trae múltiples tareas en las que podemos ser realmente sostenibles y mitigar los efectos del ya “real” cabio climático.
Si quieres tener más ayuda e implementar normas o estándares de sostenibilidad en tu organización, no dudes en contactarnos, tenemos la formación academia y experticia de todo un equipo de trabajo al servicio de las empresas y del planeta.
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